viernes, 10 de julio de 2015

1. SER DIOS



1/L/2015


Incidente  Primero: de cómo Gaviola empezó a ser divina

       Hoy me he levantado con ganas de ser Dios. Así que he entrado en el Cielo, me he puesto en jarras frente a Dios y le he dicho:
        -¡Quiero ser Dios!
         A mí no me ha parecido que utilizara una voz tan enérgica como me hubiese gustado. Y es que Dios siempre me atemoriza bastante. Pero, curiosamente, Dios, que estaba a lo suyo, me ha respondido sin mirarme siquiera:
        -Como quieras. Que conste que tú lo has decidido. Desde este momento eres dios.
        No me ha gustado demasiado que me nombrara “dios” con minúsculas cuando yo siempre le he respetado a Él el tratamiento; aunque -metidos en miedos- hasta a mí me entra recelo de apoderarme de las mayúsculas para estos menesteres. Pero lo que menos me ha gustado es lo que iba diciendo cuando ha abandonado su trono, mientras yo me arrellanaba en él:
        -Te vas a enterar a partir de ahora de lo que hacen por ahí en nombre tuyo... que no hay como ser Dios para empezar a conocer lo que es la culpa, o para tener que aguantar cafres que, en nombre de Uno, van por ahí matando impíos y enviándomelos en pateras como si el Cielo fuera su casa, o para empezar a arrepentirte del gran error que fue ponerse a jugar con el barro haciendo hombrecitos.
         ¡Qué más da! A la postre se trataba de ser dios, aunque fuera con minúsculas, y lo he conseguido. Ahora soy jefe de Ángeles y Demonios, creador del Mundo y señor de los Hombres.  ¿Se puede aspirar a algo más que a tener la facultad de juzgar, castigar o premiar a todo el Universo?
        Por cierto, a quien corresponda: Recordadme que condecore al Dios saliente cuando se acaben las Guerras y los saraos que me deja pendientes de ventilar.
        ¿Qué por qué?
        Pues porque tanta imprevisión merece un reconocimiento expreso. Mira que haber tenido el valor de crearme sin recelar que, a la larga, le arrebataría el cetro y le alzaría el mando de esta tropa...

Gaviola en  MARINEDA. En un 19 de Septiembre de 2004




No hay comentarios:

Publicar un comentario