sábado, 10 de octubre de 2015

“ENTE”



66/2015
LIBER 2015
 (Croniquilla Emocional Final desde LIBER 2015)
(Donde a punto estuve de ser convertida en asistENTA en lugar de permitirme ser una humilde asistENTE)

          Esto de ser “diosEsa” tiene sus inconvenientes, y no es de los menores lo de tener que aprender lo de la ubicuidad esa de las narices, en virtud de la cual hasta los dioses advenedizos tenemos la obligación de estar en todos sitios y en ninguno al mismo tiempo.
          Esta vez me ha tocado lo de LIBER 2015, que es algo así como ir a husmear las maneras que utilizamos los vendedores primarios de libros (que somos los Autores) para que nuestros primarios compradores (que son los Editores) les vendan a sus compradores (que son los Distribuidores), lo que estos últimos han de venderles a los intermediarios finales (que son los Libreros) ese producto llamado Libro, para que, finalmente, éste sea vendido a los consumidores finales (que son/somos los Lectores).
          Estaba una servidora exponiéndole esta sesuda –llamémosla- “producción en cascada” al Excedente –ya sabéis: el “DiosVerdadero” que tuvo la picardía de cederme la plaza de “diosEsa” voluntaria- cuando "Lo" veo echarse a reír como lo que "Es", y gimiendo:
          -¡Jajaja. Ay, perdóname, “diosEsa”, pero es que me hacen muchísima gracia tus guirigayes y tus galimatías…jajaja!
          ¡Claro! Una tiene sus prontos. Y a punto estuve de soltarle que, para guirigayes, las de “El Chaval”, con aquello de “ahora me veis, luego no me veréis y luego me volveréis a ver...” –que tal pareciera que estaba jugando al “ramalico caliente” en mitad del Evangelio. Pero como lo que yo quería en ese momento es que "Él" me sustituyera mientras yo me iba a lo de LIBER 2015 , me amarré los malos humores para no incomodarLo y que se negara a darme el permiso diosal necesario para acudir a lo que más me gusta en la vida: lo de los libros y su mundillo periférico.
       

Y allí me tenéis, 
recorriendo “stand”, -que son como casetas pero mentadas en plan extranjero o algo así-, compadreando con desconocidos, codeándome con escritores de mejor o peor factura, pero todos ellos creadores como “dioSes” en prácticas, asistiendo a mesas redondas donde aprender cosas y desaprender ideas, y comiendo en la maravillosa terraza de la Feria de Muestras de Madrid los no menos maravillosos bocadillos traídos por una criatura excepcional de la que ya hablaré otro día.
Han sido días de inmersión en ese curioso mundo, mitad cultura, mitad negocio que es LIBER.
          Lo juro por los nidos de los gorriones de los olivos de Jaén, ‑porque jurar por los clavos del “Chaval” no estaría bien visto dada mi actual desempeño-, así que, como digo, juro que nada tengo contra el concepto “negocio” que, en definitiva, es el detonante y paladín de actividades imprescindibles para la cultura. ¿O, acaso habría libros si no hubiera detrás de ellos un “negocio en cascada” capaz de rentabilizar su existencia?
          Bueno, sí: hay un “negocio” que me produce urticaria, y es ése que, con tal de “rentabilizarlo” en votos, es capaz de cargarse el pensamiento lógico y la ciencia empírica bajo el discurso de “si sigues pensando por tu cuenta, en lugar de pensar como yo, eres un/a asqueroso/a fascistO/A”.
          Zabullida como he dicho en LIBER 2015, pensaba yo estos días que convertir los espacios científicos en foros ideológicos es una especie de sacrilegio espeluznante; algo así como gritar desde el púlpito de una catedral un sonoro “niñas al salón” en mitad de un funeral córpore insepulto, y que empiecen a salir de la sacristía niñas en paños menores, aireando tetas de silicona y luciendo ligueros rojos, y medias de maya ancha con desgarrón.
          La cosa empezó por algo aparentemente sin importancia: no se me ocurrió otra cosa que responderle a una periodista que, en una mesa redonda, yo era una mera “oyENTE”. Faltó poco para que se me tirara a la yugular antes de decirme: “¡no se dice oyENTE; se dice oyENTA! 
¡Porque hay que acabar con el lenguaje sexista!
          ¡Dios mío! –Pensé para mí- ¿cómo repentizar y responderle “gramaticalmente” a esta activista lexical sin arriesgarme a perder el poco pelo –tipo estopa- que me va quedando?
De repENTE, -bien es cierto que ayudada por un “periodisto” anexo, recordé que hace algún tiempo recorrió los espacios cibernéticos una carta de una profesora mexicana sobre tema tan sensible como los ENTES y las ENTAS, y, a falta de mayor valor para oponerme a mi energúmena y oyentA interlocutora, opté por callarme allí, y reproducir aquí la referida carta como venganza tardía pero confortantA y estimulantA donde las haya (¿O es “hayo”?):





Carta de una Profesora
con acertadísima y lapidaria frase final

Está escrito por una profesora de un instituto público mexicano.
Yo no soy víctima de la Ley Nacional de Educación.
Tengo 60 años y he tenido la suerte de estudiar bajo unos planes educativos buenos, que primaban el esfuerzo y la formación de los alumnos por encima de las estadísticas de aprobados y de la propaganda política. En el jardín de niños (así se llamaba entonces lo que hoy es "educación infantil" CENDI?, mire usted) empecé a estudiar con una cartilla que todavía recuerdo perfectamente: la A de "araña", la E de "elefante", la I de "iglesia" la O de "ojo" y la U de "uña".
Luego, cuando eras un poco mayor, llegaba "Semillitas", un librito con poco más de 100 páginas y un montón de lecturas, no como ahora, que pagas por tres tomos llenos de dibujos que apenas traen texto. Eso sí, en el "Semillitas", no había que colorear ninguna página, que para eso teníamos cuadernos.
En Primaria estudiábamos Lengua, Matemáticas, Ciencias naturales, teníamos Educación Física donde hacíamos gimnasia. Ya en 6º de Primaria, si en un examen tenías una falta de ortografía del tipo de "b en vez de v" o cinco faltas de acentos, te bajaban calificación y bien bajada.
En la secundaria estudié historia universal, literatura, música, civismo y un idioma extranjero, aparte de matemáticas y ciencias naturales.
En  el Bachillerato, Historia y literatura universal,  Literatura española, lógica, raíces griegas y latinas, un idioma extranjero e introducción a la  Filosofía, además de matemáticas y ciencias naturales
Pero, sobre todo, aprendí a hablar y a escribir con corrección. Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura.   

Y... vamos con la Gramática.
En castellano existe el participio activo como derivado de los tiempos verbales. El participio activo del verbo atacar es "atacante"; el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir, "existente".
¿Cuál es el participio del verbo ser? Es "ente", que significa "el que tiene identidad", en definitiva "el que es".
Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que tiene la capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación "ente".
Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta", independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción.
De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice "estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no “pacienta"; "dirigente", no dirigenta"; "residente", no "residenta”.
Y ahora, la pregunta: nuestros políticos y a muchos periodistas (hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no son "periodistos"), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos, miedo a las feministas o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española? Creo que por las tres razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones ideológicos los hace más ignorantes (a ellos y a sus seguidores).
Les propongo que pasen el mensaje a vuestros amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no "ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales).
Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto.
Algunos de los firmantes eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto, el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto, el proyectisto, el turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto, el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto,  el trompetisto, el violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo, ¡el machisto!

SI ESTE ASUNTO "NO TE DA IGUAL", PÁSALO POR AHÍ, A VER SI LE TERMINA LLEGANDO A LA MINISTRA DE "IGUAL-DA".
Porque no es lo mismo tener UN CARGO PÚBLICO que ser UNA CARGA PÚBLICA.
SALUDOS....SALUDOS